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Duelo

¿Qué es el duelo?

El duelo es una experiencia que se produce tras una perdida afectiva, donde se comienza un proceso de adaptación a una nueva circunstancia vital. Las personas tenemos una tendencia natural a la creación de vínculo desde que llegamos al mundo, ya que poseer lazos afectivos con personas significativas es imprescindible para la supervivencia y el mantenimiento de la salud;  cuando hay rupturas de vínculo se producen fuertes reacciones emocionales.

“La integración de la experiencia dolorosa en la historia personal implica un cambio profundo en la vida de la persona”

Fases

  • Aceptar la realidad.

La primera reacción emocional va a ser el shock: emergen emociones muy intensas que dejan al individuo trastocado a todos los niveles. Parte de la aceptación de la realidad es asumir que el reencuentro es imposible, al menos en esta vida. Algunas personas no aceptan que la muerte es real y se quedan bloqueados en la primera tarea. La negación se puede practicar a varios niveles y tomar varias formas, pero la mayoría de las veces implica negar la realidad, el significado o la irreversibilidad de la pérdida.

La creencia y la incredulidad son intermitentes mientras se intenta resolver esta tarea. Se requiere de una progresión para el correcto afrontamiento.

  • Elaboración del dolor.

Manejar determinado tipo de pensamientos no es tarea fácil, por lo que los pensamientos relacionados con el duelo pueden quedar relegados a un segundo plano o tratar de evitarlos crónicamente.

Afrontar esta vivencia requiere de compromiso y aceptación de diversos estados de confusión y contradicción.

  • Adaptarse a un nuevo mundo sin el ser querido.

La adaptación dependerá de la relación que se mantuviese con el fallecido y los distintos roles. Quizá se deban asumir roles y responsabilidades de la persona ausente. El ajuste es gradual, se cuestionan creencias de uno mismo y se inician nuevas búsquedas para dar sentido a la vida. Hay una lucha interna, que puede ser devastadora en función de que partes sean alimentadas del ser.

  • Recolocar al fallecido emocionalmente

Le recordamos con cariño y afecto pero sin dejar que el dolor nos bloquee. Debemos encontrar un lugar apropiado donde permanezca intacta su importancia vital, pero dejando espacio a nuevos horizontes. Que la persona pueda seguir con su vida es el objetivo primordial. El duelo acaba cuando vuelve a invertir sus emociones en la vida y en otras personas.

¿Cuándo pedir ayuda?

Cambios de humor.

Cuando se mantiene en el tiempo .

Seguimos sin poder hablar de la persona que hemos perdido.

Reacciones desmedidas ante objetos de recuerdo

Insomnio

¿Va a durar para siempre?

Elaborar adecuadamente una pérdida y recolocar a esa persona en un plano vital adecuado dependerá de la experiencia personal de cada uno y como no, de sus recursos de afrontamiento.

Cuando realmente dejamos ir a la persona que ya no está en nuestra vida, cuando nos invitamos a una despedida equilibrada, y lidiamos adecuadamente con el dolor, promoviendo la aceptación la persona comienza a liberarse de ciertas formas de sufrimiento generadas por esa versión pasada de uno mismo que no supo lidiar adecuadamente con el duelo.

“Todo es transitario si uno sabe mirar adecuadamente los hechos y sabe reexperimentar el dolor con la cercanía necesaria”

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