¿Qué es la ansiedad?
Los trastornos de ansiedad se caracterizan por la presentación de un miedo y/o preocupación excesiva. El miedo surge en respuesta de la percepción real o imaginada de una amenaza inminente y la ansiedad es una respuesta anticipatoria. Las personas afectadas por ansiedad ponen en marcha respuestas de evitación para reducir el miedo o la incertidumbre.
Los trastornos de ansiedad se diferencian según el objeto o situación que induce dicho miedo o preocupación y se diferenciaran del miedo o la ansiedad no patológicas en: intensidad, persistencia y temporalidad. Cabe también señalar que cierto grado de ansiedad no es patológico ni disfuncional, sino que contribuye a un estado de alerta adaptativo y que nos permite aumentar rendimiento, por tanto, puede impulsar el aprendizaje y el desempeño.
¿Existen diferentes tipos de ansiedad?
La respuesta es SÍ. Aunque los síntomas sean los mismos, no todos son provocados por el mismo antecedente.
- Trastorno ansiedad generalizada (TAG)
Está caracterizada por una preocupación excesiva hacia el futuro, un pensamiento anticipatorio marcado por la catástrofe, dónde la amenaza es evocada de múltiples formas.
Un correcto tratamiento, consistirá en:
Componente educativo para reconocer la interpretación sesgada de la realidad de la que la persona es presa.
Aprendizaje de técnicas de relajación.
Exposición a las variables temidas.
- Pánico con o sin agorafobia
La persona que sufre ataques de pánico teme por su vida y/o perder el control sobre sí mismo. Al no poder ejercer control sobre los ataques, pone en marcha todo tipo de estrategias evitacionales.
Reestructuración cognitiva para romper con los sesgos cognitivos.
Exposición a variables temidas.
Estrategias de afrontamiento.
Trastorno de estrés postraumático (TEPT)
El trastorno de estrés postraumático es una afección que desarrollan algunas personas tras vivir determinados episodios de carácter violento, que les lleva a una constante reexperimentación, reviviendo con frecuencia el acontecimiento haciéndole estar en un continuo estado de alerta y sobre activación.
Acercamiento cognitivo-conductual a la experiencia aversiva.
Análisis y redirección emocional.
Exposición y ruptura de los elementos traumáticos y bloqueos.
¿Por qué a mí?
Recordemos que la ansiedad no es mala, que cierto grado de activación ante determinadas exigencias nos prepara e intensifica nuestra actividad; lo malo es cuando la ansiedad se cronifica en el tiempo o cuando se vuelve disfuncional o patológica. La ansiedad es una preocupación patológica dónde la persona hace evaluaciones a futuro sesgadas por la catástrofe: todo lo devenido va a ser negativo o amenazante. Se da una sobrerrepresentación de las posibilidades negativas: las personas siempre ven “el vaso medio vacío”. Por otro lado, no solo hay una visión ininterrumpida de elementos nocivos amenazantes sino que la persona se ve incapacitada o sin recursos de afrontamiento para responder a esa supuesta situación.
Que tenga ansiedad le convierte en un ser humano normal y cualificado, que simplemente necesita reaprender a elaborar e interpretar las situaciones adecuadamente.
¿Puedo recuperarme?
El cultivo de una actitud adecuada y unas ideas realistas, cuidado que no positivistas, hace recuperar al individuo el equilibrio natural.
Cuando el individuo está dominado por ideas irracionales , que generan bloqueo y evitación experiencial, éstas generan inacción y aislamiento: escape de la realidad. Preparar a la persona para hacer flexible la rigidez irracional dominante, le lleva a tomar el control sobre su vida, adaptando pautas conductuales que le acercarán a tolerar el ruido emocional y al equilibrio psicológico.
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